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merricatinthemoon 's review for:
Sueños en el umbral. Memorias de una niña del Harén
by Fatema Mernissi
Cuando Fatema era niña soñaba con aprender a contar historias como Sherezade. Quería aprender el arte de utilizar las palabras como arma para salvarse y salvar a todas las mujeres del cruel destino que les estaba reservado. Y lo consiguió.
En esta preciosa y sutil mezcla de memorias de la infancia, cuento y ensayo, la pequeña Fatema nos lleva de la mano a descubrir un mundo increíblemente rico e interesante: el Marruecos de los años 40. Y lo hace rescatando y reivindicando las diversas voces y experiencias de las mujeres de su alrededor: madres, abuelas, tías, primas que habitan un espacio común y complejo: el harén.
Me ha fascinado porque Mernissi escribe maravillosamente bien, pero también porque pocas cosas me gustan más que este tipo de historias: las de nuestras infancias rodeadas de mujeres. Quizá porque es un mundo que siento que he perdido al faltar mi abuela. Esas reuniones de mujeres en su cocina hablando de la vida donde tantas cosas estaban mal: mujeres cocinando mientras los hombres esperaban la cena; mujeres hablando del cuerpo de otras mujeres, obsesionadas por la belleza. Pero un microcosmos donde también había mucha generosidad y protección y cosas bellas y valiosas.
Me ha encantado conocer a su madre. Una joven asfixiada por la tradición que sueña con que la vida de sus hijas sea emocionante, libre y feliz “al ciento por ciento”
“Los tiempos van a cambiar para las mujeres, hija mía -me decía ella- Tú y tu hermana recibiréis una buena educación, caminaréis libremente por las calles y descubriréis el mundo. Quiero que seáis independientes, independientes y felices. Quiero que brilléis como lunas. Quiero que vuestra vida sea un torrente de deleites serenos. Felicidad al ciento por ciento. Nada más y nada menos.”
Me ha flipado asistir a las diferentes estrategias que estas mujeres desplegaban para sobrevivir a una vida de encierro. Las tardes de teatro en la terraza, donde escenificaban las vidas de sus heroínas favoritas: las feministas libanesas y egipcias, Sherezade y las princesas de las mil y una noches, entre otras. O las ceremonias nocturnas secretas y subversivas en las que bailaban con los ojos cerrados, dejándose llevar y abandonando por unas horas la represión de sus cuerpos.
“Era como si por una vez todas las mujeres se liberaran de todas las presiones externas. Muchas esbozaban leves sonrisas, entrecerraban los ojos y, a veces, parecía que estuvieran despertando de un sueño maravilloso. Al terminar la ceremonia, las mujeres caían al suelo completamente agotadas y se felicitaban, les echaban agua de rosas a la cara y les susurraban secretos al oído”
Y así podría estar horas, hablando de Tía Habiba y Yasmina y Tamou y, por supuesto, de la pequeña Fatema, intentado descifrar ese mundo de fronteras visibles e invisibles. De palabras polémicas y polisémicas, con infinitas capas como cebollas: harén, frontera, libertad, belleza, identidad...
Pero lo dejo aquí.
Leedlo!
En esta preciosa y sutil mezcla de memorias de la infancia, cuento y ensayo, la pequeña Fatema nos lleva de la mano a descubrir un mundo increíblemente rico e interesante: el Marruecos de los años 40. Y lo hace rescatando y reivindicando las diversas voces y experiencias de las mujeres de su alrededor: madres, abuelas, tías, primas que habitan un espacio común y complejo: el harén.
Me ha fascinado porque Mernissi escribe maravillosamente bien, pero también porque pocas cosas me gustan más que este tipo de historias: las de nuestras infancias rodeadas de mujeres. Quizá porque es un mundo que siento que he perdido al faltar mi abuela. Esas reuniones de mujeres en su cocina hablando de la vida donde tantas cosas estaban mal: mujeres cocinando mientras los hombres esperaban la cena; mujeres hablando del cuerpo de otras mujeres, obsesionadas por la belleza. Pero un microcosmos donde también había mucha generosidad y protección y cosas bellas y valiosas.
Me ha encantado conocer a su madre. Una joven asfixiada por la tradición que sueña con que la vida de sus hijas sea emocionante, libre y feliz “al ciento por ciento”
“Los tiempos van a cambiar para las mujeres, hija mía -me decía ella- Tú y tu hermana recibiréis una buena educación, caminaréis libremente por las calles y descubriréis el mundo. Quiero que seáis independientes, independientes y felices. Quiero que brilléis como lunas. Quiero que vuestra vida sea un torrente de deleites serenos. Felicidad al ciento por ciento. Nada más y nada menos.”
Me ha flipado asistir a las diferentes estrategias que estas mujeres desplegaban para sobrevivir a una vida de encierro. Las tardes de teatro en la terraza, donde escenificaban las vidas de sus heroínas favoritas: las feministas libanesas y egipcias, Sherezade y las princesas de las mil y una noches, entre otras. O las ceremonias nocturnas secretas y subversivas en las que bailaban con los ojos cerrados, dejándose llevar y abandonando por unas horas la represión de sus cuerpos.
“Era como si por una vez todas las mujeres se liberaran de todas las presiones externas. Muchas esbozaban leves sonrisas, entrecerraban los ojos y, a veces, parecía que estuvieran despertando de un sueño maravilloso. Al terminar la ceremonia, las mujeres caían al suelo completamente agotadas y se felicitaban, les echaban agua de rosas a la cara y les susurraban secretos al oído”
Y así podría estar horas, hablando de Tía Habiba y Yasmina y Tamou y, por supuesto, de la pequeña Fatema, intentado descifrar ese mundo de fronteras visibles e invisibles. De palabras polémicas y polisémicas, con infinitas capas como cebollas: harén, frontera, libertad, belleza, identidad...
Pero lo dejo aquí.
Leedlo!